Por primera vez en la historia, hay un superclásico en la final de la Copa Libertadores, mañana se jugará desde las 17 horas en el Monumental el partido de vuelta, tras el 2-2 de la ida disputada en la Bombonera. ¿Cómo será el operativo de seguridad de esta Superfinal? ¿Qué cambiará según el campeón?
Previo al partido de ida el Ministerio de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires fue la sede definitoria para el operativo de seguridad que se haría de cara al partido de ida en la Boca, y en Núñez el sábado 24, por el partido de vuelta para las finales de la Copa Libertadores 2018 entre Boca Juniors y River Plate.
En dicha reunión habían participaron representantes de CONMEBOL, Nación, Ciudad y de los clubes finalistas. “Se pudo llevar una estrategia de seguridad para estos dos eventos importantes”, adelantó Pablo Cassano, Subsecretario de Seguridad porteño. El operativo del partido arrancará en las primeras horas de la mañana del sábado, el tránsito estará restringido desde las 9 de la mañana y las puertas del Monumental se abrirán a las 13:00 horas, cuatro antes del partido.
Los responsables del “súper” operativo serán el Ministerio de Justicia y Seguridad del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y el Ministerio de Seguridad de la Nación. Habrá alrededor de 2 mil efectivos policiales, además de seguridad privada del Monumental, y se harán tres anillos de seguridad de chequeo para evitar que lleguen al estadio hinchas sin entradas o con tickets falsos comprados en reventa, aquellos que tengan una entrada “trucha” se les labrará una contravención.
Por medio del programa Tribuna Segura se buscará evitar el ingreso de los 200 barras de River que tienen restricción de concurrencia, como pasó con los 250 barras de Boca que no podían entrar a la Bombonera. También controlarán que no entren personas con pedidos de captura.
Cabe destacar que los organismos de seguridad decidieron armar operativos en otros dos puntos centrales de la Ciudad: en el Obelisco ante los festejos de los hinchas de cualquiera de los equipos, y en la Bombonera, ante la posibilidad de que el visitante se consagre.
