El femicidio de Micaela García se pudo haber evitado, como tantos otros. Si la Justicia hubiese actuado con conciencia, el acusado, Sebastian Wagner, habría estado tras las rejas, y hoy, ella continuaría con vida.
¿Qué cosas fallaron?
1-El ADN clave: Wagner había sido acusado por una tercera violación en 2010. Sin embargo, dijo que era inocente y que el hecho lo había cometido su hermano gemelo. Por una cuestión de costos, el caso quedó impune: Los estudios genéticos que se hicieron en Paraná y en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA) no determinaron ninguna diferencia genética entre ambos hermanos, y la otra alternativa posible era hacer el estudio en Alemania, pero al tener un costo de 130 mil euros, no fue autorizado. Desde aquel momento, su hermano, Maximiliano, solo lo visitó una vez en la cárcel, y ahora, expresó: “Ojalá no salga nunca”.
2-La decisión del juez Carlos Rossi: le dio la libertad condicional a Sebastián José Luis Wagner el 1º de julio del año pasado, pese a que estaba condenado a nueve años de prisión por dos violaciones. El juez había considerado que “Wagner estaba posicionado favorablemente para acceder a la soltura anticipada” y porque “se resaltaba saludablemente el cambio actitudinal del condenado, así como una positiva modalidad de resolución de conflictos”. Además Rossi ignoró tres informes emitidos de parte de su propio juzgado y del Equipo Técnico Criminológico de la cárcel donde estaba el detenido, además, del dictamen del Fiscal que rechazaba la libertad.
3. La denuncia que tomaron tarde: el acusado había estado acosando a una nena de 13 años. Según confirmaron los padres de la menor, también le enviaba mensajes con contenido sexual explícito: “No sabés las ganas que tengo de tocarte. Te acordás cuando me metiste una patada y te fuiste corriendo… Las ganas que tengo de volver a tocarte. La próxima vez te ato para que no salgas corriendo”. Wagner conocía a la niña, ya que era amiga de la hija de su actual pareja e intentó abusarla en su propia casa, mientras la menor se estaba cambiando en una habitación. Fue en febrero, pero la adolescente les contó el hecho a sus padres a partir de la desaparición de Micaela.
Los padres fueron a hacer la denuncia el 31 de marzo, pero la jueza de menores no estaba. De haber recibido esa denuncia y Wagner detenido, no podría haber secuestrado a Micaela horas después.
El padre de la adolescente contó por Telefé Noticias: “Logramos capturar esas imágenes (los mensajes recibidos por WhatsApp) y ahí decidimos hacer la denuncia. Mi hija fue el viernes (31/3) al juzgado pero la jueza de menores no estaba, estaba en Galarza, y no se pudo tomar la denuncia pero nos citó para el lunes (3/4). Ahí sí fuimos los padres e hicimos la denuncia”. Luego agregó que se encuentran conmocionados por el crimen de Micaela: “No lo podemos creer, Podría haber sido nuestra hija o cualquier otra chica”.
LA CRONOLOGÍA DEL CASO: